La Puna salteña ya es reconocida en el mundo por sus reservas de litio y el enorme potencial cuprífero de Taca Taca. Pero un nuevo capítulo se abre en el mapa minero global: las tierras raras, un conjunto de 17 metales fundamentales para la transición energética y la industria tecnológica, donde Salta concentra la mayor riqueza identificada del país.
Celulares, parlantes, televisores, autos eléctricos, turbinas eólicas, fibra óptica, resonancias magnéticas, láseres y equipos de defensa: casi todo lo que hoy sostiene la vida moderna necesita de tierras raras. La demanda global creció un 4.500% desde 1960 y la Agencia Internacional de Energía proyecta que podría multiplicarse entre tres y siete veces hacia 2040, impulsada por la electromovilidad y las energías renovables.
Salta, el corazón argentino de las tierras raras
Según un estudio del geólogo Eduardo Zappettini publicado en el Servicio Geológico Minero Argentino (Segemar), 9 de los 19 depósitos identificados en Argentina se encuentran en Salta, lo que equivale a 34.337 toneladas de elementos de tierras raras (ETR).
Entre las áreas más relevantes están Rangel, El Ucu, Platería Sur, Platería Norte, La Barba, La Aurelia, Curaca, Estrella de Oriente y Churqui Pampa. Solo en el distrito Rangel, ubicado en la Sierra de Cobres, se estiman recursos por 35.000 toneladas de ETR+itrio y 25.000 toneladas de torio, además de otros minerales estratégicos como circonio, niobio y uranio.
Un recurso estratégico en la geopolítica global
El dominio de estos metales trasciende lo económico. La disputa comercial y tecnológica entre Estados Unidos y China tiene a las tierras raras en el centro. El gigante asiático controla el 60% de la extracción mundial y el 85% del procesamiento, con su mina Bayan Obo aportando casi la mitad de la producción global.
En este escenario, las reservas del norte argentino despiertan interés creciente de compañías y gobiernos, que buscan diversificar su abastecimiento frente a la dependencia de China.
Un mercado en expansión
Aunque en el país la producción aún es incipiente —la única registrada se remonta a la mina Teodesia en San Juan, que operó brevemente en los años 50—, las proyecciones son enormes. El mercado global de tierras raras, valuado en US$2.000 millones en 2020, podría superar los US$12.000 millones en 2030, con un crecimiento anual promedio del 16%.
Para Salta, que ya juega un rol clave en litio y cobre, las tierras raras representan una nueva oportunidad de insertarse en la cadena global de minerales críticos. El desafío, sin embargo, será avanzar en estudios de factibilidad técnica y ambiental y en estrategias de industrialización local que permitan transformar este recurso en desarrollo sostenible para la provincia y el país.
Con información de El Tribuno.
Paola Alvarez
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Emilio Agustin
soy un trabajador minero salteño con 6 años de experiencia en la puna ofrezco conocimiento y la mayor predisposición para el trabajo en equipo desempeñandome en diferente oficios y agregando valor en cada uno de ellos soy un profesional honesto que valora las oportunidades de aprendizajes y crecimiento estoy comprometido a asumir tareas con responsabilidad y organización especialmente en esquema de trabajo extenso como