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Más allá del debate: La elección del método minero es técnica, no ideológica

La elección entre minería a cielo abierto o subterránea, un punto recurrente en el debate público, no es una decisión discrecional de las empresas, sino el resultado de rigurosos análisis geológicos, ingenieriles y económicos, según explicó la especialista Marita Ahumada. La profundidad, la forma del cuerpo mineralizado y las características de la roca son factores determinantes que priman sobre cualquier voluntad.

El concepto de «No a la minería a cielo abierto» se ha popularizado en la última década, frecuentemente asociado de forma errónea a la contaminación. Ahumada aclara que, para el mismo mineral, el procesamiento es idéntico independientemente de si el material se extrae de una mina subterránea o de superficie.

Desmitificando el impacto visual y el drenaje ácido

Uno de los principales señalamientos a la minería a cielo abierto es el impacto visual. Si bien la topografía de un cerro cambiará al finalizar la vida útil de la mina, esto no implica inherentemente contaminación. La experta desmiente la creencia de que este método produzca obligatoriamente el temido «drenaje ácido». La formación de ácido sulfúrico depende de múltiples factores, como la presencia de minerales sulfurados (pirita), la disposición de agua y la temperatura necesaria para la acción bacteriana. De hecho, el drenaje puede ser neutro o alcalino.

Los laboreos a cielo abierto (o «open pits») se diseñan cuando el mineral se encuentra muy cerca de la superficie o cuando la propia roca es el objeto de explotación (como calizas o granitos). Se construyen mediante bancos y rampas, priorizando la estabilidad de los taludes para garantizar la seguridad.

Por otro lado, la minería subterránea se aplica cuando la mineralización es continua y se halla a tal profundidad que la extracción desde la superficie resulta inviable económicamente. Este método, que utiliza galerías, túneles y bocaminas, reduce el impacto paisajístico y minimiza la cantidad de roca estéril, ya que permite extraer el mineral de alta ley con mayor precisión.

Equipamiento, seguridad y mitigación

Las minas de superficie utilizan equipos de gran tamaño («megaminería», un término que Ahumada considera inexistente), ya que el espacio no es limitado. En cambio, las minas subterráneas emplean equipos de menor porte y «bajo perfil» (perforación, scoops) para maniobrar en las galerías, tendiendo cada vez más a la mecanización y el uso de energía eléctrica, como lo demuestra el primer camión eléctrico para transporte de rocas calcáreas en Mendoza.

Una ventaja de la minería a cielo abierto es la menor exposición a riesgos graves como explosiones por acumulación de gases o derrumbes. En cuanto al impacto ambiental, ambos métodos generan ruido y material particulado, pero la Ley Nacional 24.585 y las normativas provinciales exigen medidas de mitigación y recuperación. Ahumada subraya que las etapas de cierre y post-cierre de mina garantizan la estabilización física y química del área para prevenir impactos negativos mayores.

Finalmente, la especialista enfatizó que, si bien la industria se esfuerza en minimizar los impactos negativos al ambiente, los «impactos positivos sobre los medios socio-económico y cultural son maximizados en cada uno de los proyectos mineros construidos».

Con información de Editorial RN.

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