
La minería argentina volvió a quedar bajo la lupa internacional. Un informe publicado el 8 de septiembre por Trade.gov, organismo dependiente del Departamento de Comercio de Estados Unidos, situó al país como un actor estratégico en la provisión de minerales críticos para la transición energética global.
El documento, titulado “Argentina Energy & Mining Sectors”, resalta el potencial de cinco sectores —petróleo y gas, energías renovables, sistemas de almacenamiento en baterías, hidrógeno y minería—, pero dedica especial atención al litio y al cobre, dos recursos considerados esenciales para la electrificación del transporte y la expansión de redes energéticas.
Según el informe, Argentina es ya el tercer productor mundial de litio, detrás de Australia y Chile, y cuenta con proyectos en marcha en Jujuy, Salta y Catamarca que despiertan fuerte interés de capitales internacionales, entre ellos estadounidenses, chinos y coreanos. El Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) reafirma esa posición y advierte que los salares de altura del país, por su pureza y costos de extracción, resultan particularmente atractivos para la industria global.
En paralelo, Washington también observa con atención el desarrollo del cobre, con proyectos de gran escala en San Juan y Catamarca como El Pachón, MARA, Vicuña, Los Azules y Taca Taca, que representan inversiones potenciales superiores a los 20.000 millones de dólares. De concretarse, Argentina podría ubicarse entre los diez principales productores mundiales hacia 2030, con reservas estimadas en 75,5 millones de toneladas.
El informe destaca además las ventajas fiscales del Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI), que ya captó compromisos por más de 30.000 millones de dólares en distintos sectores. Sin embargo, también advierte sobre riesgos asociados a la volatilidad macroeconómica, la fragmentación regulatoria y la falta de infraestructura en algunas provincias, factores que podrían demorar el avance de proyectos.
Más allá de los datos técnicos, el análisis estadounidense pone de relieve la dimensión geopolítica: el interés no solo radica en la cantidad de litio y cobre que Argentina puede producir, sino en quiénes controlan esos proyectos, cómo se integran las cadenas de valor y qué espacio tendrán las empresas norteamericanas frente a la creciente influencia de China en el sector.
El desafío para Argentina, señala el informe, será definir su rol: si se limitará a ser un proveedor de materias primas o si logrará avanzar en la cadena de valor, con proyectos de industrialización y agregado tecnológico.
Con un escenario global marcado por la transición energética y la competencia por minerales estratégicos, la minería argentina aparece cada vez más en el radar de las grandes potencias. La pregunta de fondo es si el país podrá transformar ese interés en una estrategia de desarrollo sostenido, o si dejará pasar, una vez más, la oportunidad.
Con información de Ámbito Financiero.






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